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Diagnóstico diferencial del síndrome de ovario poliquístico

Antes de que un médico pueda diagnosticar definitivamente el síndrome de ovario poliquístico (SOP), se deben descartar todas las demás causas. A esto se le llama diagnóstico diferencial.

Hay afecciones médicas que no se pueden diagnosticar con un análisis de sangre, una biopsia, un cultivo o cualquier otra forma de prueba de diagnóstico. El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una de esas afecciones. Debido a que los síntomas del SOP pueden imitar los de otras afecciones, los médicos deben excluir metódicamente todas las demás causas antes de poder hacer un diagnóstico.

Este proceso se llama diagnóstico diferencial. Solo reduciendo la lista de sospechosos, uno por uno, los médicos pueden llegar a una conclusión definitiva y comenzar el tratamiento.

En el curso de establecer un diagnóstico diferencial para el SOP, algunas de las investigaciones más comunes incluirían enfermedad de la tiroides, hiperprolactinemia, hiperplasia suprarrenal congénita y síndrome de Cushing. Dependiendo de la salud y el historial del individuo, también se pueden explorar otras causas.1

Enfermedad de tiroides

La glándula tiroides es un pequeño órgano ubicado en la parte frontal de la garganta que regula gran parte del metabolismo del cuerpo. Produce dos hormonas, conocidas como T3 y T4, que son vitales para regular muchas funciones corporales clave, como la respiración, la frecuencia cardíaca, el peso corporal, la fuerza muscular y los ciclos menstruales.

Cuando hay muy poca hormona tiroidea (hipotiroidismo) o demasiada (hipertiroidismo), estas funciones pueden convertirse en un caos, dando lugar a síntomas que son sorprendentemente similares a los del síndrome de ovario poliquístico. Estos pueden incluir ciclos menstruales anormales, cambios inexplicables de peso, fatiga, intolerancia a la temperatura y, en el caso de hipotiroidismo, infertilidad.

La enfermedad de la tiroides se puede diagnosticar realizando análisis de sangre para evaluar los niveles de T3 y T4. Se realizarían más pruebas para identificar la causa subyacente.

Hiperprolactinemia

La prolactina es una hormona producida por la glándula pituitaria que actúa sobre las glándulas mamarias para promover la lactancia. La hiperprolactinemia es una afección en la que se produce demasiada prolactina, lo que da lugar a una menstruación y una lactancia irregulares (galactorrea). El SOP puede desencadenar de manera similar aumentos en los niveles de prolactina.

Una de las causas más comunes de hiperprolactinemia es un tumor hipofisario llamado prolactinoma. Un prolactinoma puede ser grande o pequeño y, por lo general, es benigno (no canceroso). La hiperprolactinemia también requiere un diagnóstico diferencial para excluir la enfermedad tiroidea como causa. Se puede usar una prueba de imagen por resonancia magnética (IRM) para confirmar la presencia de un tumor.

Hiperplasia suprarrenal congénita

La hiperplasia suprarrenal congénita (CAH) es un trastorno genético que hace que las glándulas suprarrenales produzcan muy poco cortisol y aldosterona. El cortisol es la principal hormona del estrés del cuerpo, mientras que la aldosterona ayuda a regular el nivel de sodio y otros electrolitos en el cuerpo. Al mismo tiempo, CAH puede desencadenar la producción excesiva de andrógenos, las hormonas asociadas con las características masculinas.

Estos desequilibrios pueden hacer que las mujeres experimenten períodos irregulares, crecimiento excesivo de vello (hirsutismo) y falta de menstruación (amenorrea). A diferencia del SOP, la CAH se puede diagnosticar con una prueba genética.

Síndrome de Cushing

El síndrome de Cushing es una enfermedad que provoca la sobreproducción de hormonas suprarrenales. Por lo general, es causada por un tumor benigno llamado adenoma pituitario que altera la actividad de la glándula suprarrenal y desencadena la producción excesiva de cortisol y andrógenos.

El síndrome de Cushing se caracteriza por síntomas sorprendentemente similares a los del síndrome de ovario poliquístico, que incluyen aumento de peso, hirsutismo, hinchazón facial, aumento de la micción y cambios en la textura de la piel.

Al igual que con el SOP, no existe una prueba única para confirmar el diagnóstico de Cushing. Por lo general, se realizan pruebas de orina y saliva para medir y evaluar el patrón de producción de cortisol compatible con el síndrome de Cushing.

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