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Una descripción general de la sacroileítis

La sacroileítis es la inflamación de las articulaciones sacroilíacas. Puede ser causada por afecciones médicas como la osteoartritis y la espondilitis anquilosante.

La sacroileítis es simplemente una inflamación de la articulación sacroilíaca (SI), que se encuentra en el hueso de la cadera. Esto puede provocar síntomas de dolor en la espalda baja y los glúteos.

La sacroileítis puede ser causada por una serie de afecciones médicas diferentes, incluidos algunos tipos de dolor de espalda inflamatorio. La presencia o ausencia de sarcoileítis crónica es un indicio clave en el diagnóstico del dolor lumbar inflamatorio y a menudo se observa en la espondiloartritis axial y otros trastornos reumáticos y no reumáticos1.

Síntomas

La sacroileítis a menudo se siente como un dolor profundo en la espalda baja o en las nalgas que mejora con la actividad.1 También puede afectar toda la extensión de la extremidad inferior, desde el área de la ingle hasta los pies.

El dolor de la sacroileítis tiende a empeorar por la noche o temprano en la mañana1. A menudo también se agrava al estar de pie. Subir escaleras, caminar a grandes zancadas y correr son otras actividades de soporte de peso que empeoran el dolor.

Dependiendo de la causa subyacente de su sacroileítis, puede experimentar otros síntomas además de los que resultan directamente de la inflamación de la articulación SI.

Causas

Hay varias causas diferentes de sacroileítis. Éstas incluyen:

  • Artritis inflamatoria (como espondilitis anquilosante)
  • Osteoartritis
  • Lesión en la articulación por trauma.
  • Infección

El embarazo también puede causar inflamación temporal de la articulación, debido al peso adicional en la espalda.

A veces, la sacroileítis es el resultado del dolor de espalda inflamatorio de un grupo de trastornos relacionados conocidos como espondiloartritis (también conocida como espondiloartropatía). Estas condiciones relacionadas parecen ser el resultado de una combinación de causas genéticas y ambientales. La espondilitis anquilosante es un tipo de espondiloartropatía.

Por ejemplo, las personas con variaciones de ciertos genes tienen más probabilidades de desarrollar una forma de espondiloartropatía que causa sacroileítis.

Diagnóstico

Una combinación de pruebas de diagnóstico por imágenes y de laboratorio puede ayudar con el diagnóstico.

Herramientas de imagen

Un examen físico y un examen médico son herramientas de diagnóstico importantes y pueden proporcionar muchas pistas sobre el problema subyacente.

Para evaluar definitivamente la presencia de sacroileítis, su médico necesitará pruebas de imagen como una radiografía, una resonancia magnética o una tomografía computarizada.

Esos pueden ayudar a abordar la presencia de la sacroileítis en sí, pero los médicos también deben diagnosticar la causa subyacente de la sacroileítis.

Una radiografía muestra lo que está sucediendo en sus huesos, lo que la convierte en una buena herramienta para seguir los cambios en los huesos pélvicos y espinales a medida que avanza la enfermedad. Durante décadas, la radiografía fue la única prueba de imagen utilizada para diagnosticar sacroileítis (y espondilitis). Sin embargo, el problema con el uso de rayos X es que pueden pasar años hasta que la evidencia de la afección se haga evidente.

Las resonancias magnéticas especializadas a menudo resultan ser las más útiles de todas las opciones de diagnóstico por imagen. Estas técnicas permiten a los médicos ver la inflamación activa que es responsable de los cambios óseos (detectados posteriormente por radiografías o tomografías computarizadas). Por esta razón, el uso de la resonancia magnética, en algunos casos, ha acelerado considerablemente el tiempo que demoran los pacientes. para obtener un diagnóstico preciso de su dolor en la articulación SI. Dependiendo de su plan de seguro, es posible que deba someterse a fisioterapia o atestiguar que ha probado un programa de ejercicios en el hogar antes de que se apruebe una resonancia magnética.

Si se cree que una persona tiene alguna forma de espondiloartritis inflamatoria, a veces se utiliza la presencia o ausencia de sacroileítis mediante rayos X o TC para ayudar a determinar el tipo de espondiloartritis presente. Por ejemplo, las personas con espondilitis anquilosante suelen presentar sacroileítis que puede visualizarse mediante radiografías o tomografías computarizadas (además de resonancias magnéticas). Las personas con otras formas pueden tener sacroileítis que solo se puede ver con una resonancia magnética.

Pruebas de laboratorio

Otras pruebas de laboratorio a veces también son útiles para evaluar las causas subyacentes de la sacroileítis. Estos pueden incluir:

  • Pruebas de infección
  • La prueba genética para HLA-B27 (que podría indicar una forma de espondiloartritis) 4
  • Pruebas de CRP o ESR (que también pueden indicar una afección inflamatoria subyacente)

Tratamiento

El tratamiento de la sacroileítis variará según la causa subyacente. Por ejemplo, según la gravedad de sus síntomas y la causa subyacente, su médico puede recomendar:

  • medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE)
  • medicamentos para aliviar el dolor
  • relajantes musculares
  • inyecciones de corticosteroides
  • antibióticos (por una causa infecciosa)
  • denervación por radiofrecuencia5

Si tiene sacroileítis por una espondiloartritis como la espondilitis anquilosante, los medicamentos conocidos como bloqueadores del TNF-alfa pueden ser beneficiosos.6 Algunas opciones potenciales son:

  • Enbrel (etanercept)
  • Remicade / Inflectra / Renflexis (infliximab)
  • Humira (adalimumab)

La fisioterapia y el ejercicio regular también pueden resultar muy útiles. En fisioterapia, obtendrá un programa de ejercicios personalizado que incluye ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y postura.

Rara vez se necesita cirugía para el tratamiento de la sacroileítis, pero un procedimiento de fusión articular a veces puede ser útil si otros métodos no son efectivos.

Una palabra de Verywell

Puede ser frustrante sentir que el dolor le impide realizar las actividades que más disfruta. Sepa que existen recursos disponibles para ayudarlo con su dolor y evitar que empeore con el tiempo. ¡No te rindas! Al trabajar en estrecha colaboración con su equipo médico, se empoderará para controlar su afección de la mejor manera posible.

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