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El vínculo entre la hepatitis y el hígado

Si padece hepatitis, es imperativo que consulte a su médico de inmediato para evitar complicaciones graves como el cáncer de hígado.

En términos médicos, el cáncer de hígado también se conoce como carcinoma hepatocelular. Las células del hígado llamadas hepatocitos constituyen el 80 por ciento de su hígado.

La cicatrización de su hígado generalmente es causada por cirrosis, que se reconoce como el principal factor de riesgo de cáncer de hígado. La cirrosis puede ser causada por hepatitis B, hepatitis C y hepatitis viral, abuso de alcohol, enfermedades autoinmunes, hemocromatosis y otras enfermedades que provocan inflamación crónica del hígado. Las infecciones crónicas por hepatitis B o C también pueden provocar cáncer de hígado.

Funciones del hígado

El hígado se considera el órgano interno más grande. Tiene la capacidad de ejecutar una amplia variedad de trabajos y funciones, como convertir alimentos en energía y eliminar venenos y alcohol de la sangre.

  • El hígado también es responsable de producir bilis, que es un líquido de color verde amarillento que ayuda con la digestión.
  • El hígado produce proteínas y factores de coagulación de la sangre que su cuerpo necesita.
  • El hígado regula la glucosa o el azúcar en la sangre y almacena azúcar adicional.
  • El hígado trabaja con los intestinos y el estómago para digerir los alimentos fácil y rápidamente.
  • El hígado almacena minerales y vitaminas.
  • El hígado elimina sustancias tóxicas o venenosas de la sangre.

Hepatitis

La mayoría de la gente ha escuchado el término hepatitis. No obstante, algunos no son conscientes de los síntomas mortales de esta enfermedad. La hepatitis tiene el potencial de causar inflamación en el hígado, lo que puede afectar la función hepática. La hepatitis también puede provocar cáncer de hígado o cirrosis.

Los virus son la principal causa de hepatitis. Los diferentes tipos reciben el nombre de los virus que los causan. Por ejemplo, la causa de la hepatitis A es el virus de la hepatitis A. Sin embargo, el consumo de alcohol y drogas también puede provocar hepatitis. También hay casos en los que su sistema inmunológico ataca las células del hígado por error.

Las vacunas tienen la capacidad de prevenir algunas formas de hepatitis y, por lo tanto, a largo plazo, también pueden ayudar a evitar el cáncer de hígado. La hepatitis se puede tratar con medicamentos; sin embargo, en algunos casos, la hepatitis puede durar toda la vida.

La hepatitis aguda se considera la infección inicial, que puede ser grave o leve. Si su infección dura al menos seis meses, su condición se llama hepatitis crónica. La hepatitis A y E no causan hepatitis crónica. Los virus de la hepatitis B, C y D tienen la capacidad de producir enfermedades tanto crónicas como agudas. Sin embargo, las hepatitis B y C son más graves.

Hechos sobre la hepatitis

  • La hepatitis, una afección en la que el hígado está inflamado, afecta la función hepática.
  • Los virus son la causa más común de hepatitis. Se reconoce que la hepatitis viral es la causa habitual de cáncer de hígado.
  • Hay cinco virus diferentes que pueden causar hepatitis. Las hepatitis A y E se transmiten a través de los desechos humanos, el agua contaminada y los alimentos. Las hepatitis B, C y D se transmiten a través de los fluidos corporales o la sangre de una persona infectada.
  • Las vacunas tienen el potencial de proteger contra la hepatitis A y la hepatitis B. Sin embargo, no hay vacunas disponibles para la hepatitis C, D o E.
  • La hepatitis B, C y D pueden provocar problemas de larga duración, como cáncer de hígado y cicatrización del hígado (también conocida como cirrosis).

Cáncer de hígado

Los tumores hepáticos se pueden clasificar en primarios y metastásicos. Los tumores hepáticos primarios se dividen en tumores benignos (lo que significa que no son cancerosos) y "metastásicos", en los que el tumor se disemina a otras partes del cuerpo. El diagnóstico de cáncer primario de hígado se realiza mediante pruebas de imágenes del hígado que incluyen una tomografía computarizada y una ecografía abdominal junto con la medición de la alfafetoproteína. Sin embargo, el diagnóstico final se realiza mediante biopsia con aguja.

Hoy en día, el tratamiento más común para el cáncer de hígado es la inyección directa de agentes quimioterapéuticos en el tumor con el uso de una aguja pequeña, también conocida como embolización. La mayoría de las personas que se someten a este tratamiento para el cáncer de hígado tienen buenas posibilidades de una supervivencia prolongada. Aparte de esto, el trasplante de hígado y la resección quirúrgica son otros tratamientos potenciales para el cáncer de hígado.

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