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Causas, diagnóstico y tratamiento de la pericarditis

La pericarditis es una inflamación del saco protector que encierra el corazón. Por lo general, se resuelve con tratamiento, pero puede causar complicaciones graves.

La pericarditis es una afección en la que el pericardio (el saco elástico protector que encierra el corazón) se inflama.1 A menudo, esta inflamación es relativamente leve y transitoria. Pero en algunos casos, la pericarditis puede provocar una enfermedad grave e incluso daño cardíaco.

Causas

La pericarditis puede ser causada por una serie de afecciones, que incluyen infección, ataque cardíaco, trastornos autoinmunes, traumatismo torácico, cáncer, insuficiencia renal o medicamentos.

Las infecciones que pueden producir pericarditis incluyen infecciones virales, infecciones bacterianas, tuberculosis e infecciones fúngicas. Las personas con VIH / SIDA desarrollan con frecuencia infecciones que producen pericarditis.

Los trastornos autoinmunitarios que pueden causar pericarditis incluyen artritis reumatoide, lupus y esclerodermia.

La pericarditis puede ocurrir dentro de uno a tres días después de un ataque cardíaco agudo.3 También existe una forma tardía de pericarditis posterior a un ataque cardíaco, llamada síndrome de Dressler, que ocurre semanas o meses después del ataque cardíaco.

Algunos medicamentos que pueden producir pericarditis incluyen procainamida, hidralazina, fenitoína e isoniazida.

Muchas formas de cáncer pueden hacer metástasis (diseminarse) al pericardio y producir pericarditis.

En muchos casos, no se puede identificar una causa definida de la pericarditis, lo que se denomina pericarditis "idiopática".

Síntomas

El síntoma más común causado por la pericarditis es el dolor en el pecho.5 El dolor puede ser intenso y, a menudo, empeora al inclinarse hacia adelante o al cambiar de posición, o al respirar profundamente.

Las personas con pericarditis también pueden desarrollar disnea (dificultad para respirar) y fiebre.

Diagnóstico

Los médicos generalmente pueden diagnosticar la pericarditis tomando un historial médico cuidadoso, realizando un examen físico y un electrocardiograma (que muestra cambios característicos) .6 A veces, un ecocardiograma puede ser útil para hacer el diagnóstico.

Complicaciones

Si bien la pericarditis generalmente se resuelve en unos pocos días o unas pocas semanas, 2 pueden ocurrir tres complicaciones. Estos son taponamiento cardíaco, pericarditis crónica o pericarditis constrictiva.

El taponamiento ocurre cuando el líquido que se acumula en el saco pericárdico (una condición llamada derrame pericárdico) impide que el corazón se llene por completo. Cuando esto sucede, la presión arterial desciende y los pulmones se congestionan, lo que a menudo provoca debilidad, mareos, aturdimiento y disnea extrema. El diagnóstico de taponamiento se realiza mediante ecocardiograma7.

Sin un tratamiento adecuado, el taponamiento cardíaco puede resultar fatal.

Se dice que la pericarditis crónica está presente cuando la inflamación pericárdica no se resuelve en unas pocas semanas. Puede asociarse con todos los síntomas de la pericarditis aguda y, además, a menudo se acompaña de derrames pericárdicos particularmente grandes.

La pericarditis constrictiva8 ocurre cuando un saco pericárdico crónicamente inflamado se endurece y pierde su elasticidad, lo que (similar al taponamiento) impide que el corazón se llene por completo. Los síntomas son los mismos que los del taponamiento, pero suelen tener un inicio mucho más gradual.

Tratos

El manejo de la pericarditis aguda tiene como objetivo identificar y tratar la causa subyacente.9 Los síntomas generalmente pueden mejorarse con medicamentos antiinflamatorios (generalmente medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, pero a veces es necesaria la terapia con esteroides) y analgésicos. La mayoría de los casos de pericarditis aguda se resuelven en unas pocas semanas y no dejan problemas cardíacos permanentes.

El taponamiento cardíaco se trata drenando el líquido del saco pericárdico, generalmente a través de un pequeño catéter.10 La extracción del líquido alivia la presión sobre el corazón y restaura la función cardíaca normal casi de inmediato.

La pericarditis crónica se trata mediante el tratamiento enérgico de la afección inflamatoria subyacente y el drenaje del gran derrame pericárdico que suele estar presente.

Si los derrames pericárdicos continúan recurriendo, se puede realizar una cirugía para crear una abertura permanente (la llamada ventana pericárdica), que permite que el líquido drene del saco pericárdico, evitando así el taponamiento.

La pericarditis constrictiva puede ser un problema terapéutico muy difícil. Los síntomas se pueden tratar con reposo en cama, diuréticos y digital, pero el tratamiento definitivo requiere cirugía para quitar el revestimiento pericárdico endurecido del corazón. Esta cirugía suele ser bastante extensa y conlleva riesgos significativos.11

Una palabra de Verywell

La pericarditis es a menudo una afección autolimitada que se resuelve cuando se trata el problema médico subyacente. En algunos casos, sin embargo, la pericarditis puede volverse crónica y provocar problemas más graves. Como ocurre con cualquier problema cardíaco, es importante que cualquier persona con pericarditis reciba una buena atención médica.

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