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¿La exposición al sol ayuda al eccema?

Conozca cómo la exposición a la luz solar o los suplementos de vitamina D pueden ayudar a las personas con dermatitis atópica y qué significa esto para usted o su hijo.

La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es una afección inflamatoria de la piel caracterizada por parches de piel con picazón, enrojecimiento y agrietamiento. Aunque la exposición excesiva al sol puede empeorar la afección, existe evidencia de que la exposición moderada puede aliviar los síntomas al desencadenar la liberación de compuestos que ayudan a amortiguar la inflamación y neutralizar las bacterias, hongos o virus dañinos en la piel.

Lo que esto significa es que, con la protección ultravioleta (UV) adecuada, es posible que pueda aumentar la efectividad de sus tratamientos para el eccema saliendo al aire libre y tomando una dosis saludable de luz solar cada dos días.

Eccema y vitamina D

Aunque no está del todo claro por qué la luz solar ayuda a aliviar la dermatitis atópica, algunos científicos creen que la vitamina D juega un papel central. La exposición al sol aumenta la producción de vitamina D en la piel y, al hacerlo, ayuda a modular la función inmunológica en la capa más externa de la piel (llamada epidermis).

La clave para esto es la catelicidina, que ayuda a desencadenar la respuesta inmune innata del cuerpo. Al aumentar la producción de vitamina D, la luz solar aumenta indirectamente la producción de este compuesto de aminoácidos.

Las personas con eccema suelen tener bajas concentraciones de catelicidina en la piel; esto confiere un mayor riesgo de colonización bacteriana, viral o fúngica. Incluso si estos microorganismos no causan una infección, su mayor presencia puede provocar un empeoramiento de los síntomas del eccema.

Esto puede ayudar a explicar, en parte, por qué las personas con dermatitis atópica a menudo mejoran con una exposición moderada al sol. Los suplementos de vitamina D pueden mejorar aún más este efecto si existe una deficiencia nutricional, aunque la evidencia de esto sigue sin estar clara y sujeta a controversia.

Un estudio de 2017 de la Universidad McGill encontró que los niveles bajos de vitamina D no conducen a un mayor riesgo de eccema ni aumentan la producción de inmunoglobulina E (IgE) que estimulan la inflamación. Se necesita más investigación para dar sentido a estas contradicciones.

Siempre consulte con su médico antes de tomar cualquier suplemento de vitamina D. Las dosis superiores a 600 unidades internacionales (UI) por día solo deben tomarse bajo la dirección de un médico. La sobredosis puede provocar náuseas, vómitos, dolor de huesos y problemas renales.

Eccema e inflamación

Además de la producción de vitamina D, la luz solar puede tener otros efectos positivos. La investigación ha demostrado que la exposición a la radiación ultravioleta del sol puede ayudar a reducir la inflamación de la piel, aliviando así algo de la sequedad, picazón y sarpullido que caracterizan al eccema.

Un estudio de 2017 publicado en el Journal of Allergy and Clinical Immunology encontró que la exposición a la luz ultravioleta provoca la liberación de óxido nítrico en el torrente sanguíneo. El óxido nítrico desencadena una respuesta antiinflamatoria al activar una célula conocida como célula T reguladora (Treg).

Según su nombre, las células T reguladoras regulan la respuesta inmunitaria y ayudan a "frenar" un sistema inmunológico hiperactivo. Debido a que se cree que el eccema es causado, al menos en parte, por una respuesta inmune exagerada, se teoriza que la activación de Tregs puede ayudar a reducir los síntomas.

Prevención de la luz solar y el eccema

Otros científicos también creen que la falta de luz solar puede contribuir al aumento de las afecciones inflamatorias de la piel. La hipótesis sugiere que, a medida que la sociedad moderna adopta un estilo de vida más interior, la falta de luz solar altera la función de barrera de la piel y atenúa la respuesta inflamatoria natural del cuerpo.

Desde un punto de vista epidemiológico, los investigadores ya están viendo evidencia de esto.

Según una investigación en la Revista de Nutrición y Metabolismo, la incidencia del eccema se ha duplicado o triplicado en los países industrializados en las últimas décadas, lo que sugiere que el estilo de vida juega un papel en el desarrollo de la enfermedad.

La evidencia clínica apoya la hipótesis. Un estudio de 2019 de la Universidad de Australia Occidental encontró que no hubo diferencia en el eccema entre los bebés que recibieron suplementos de vitamina D en comparación con los que no recibieron ninguno. Sin embargo, lo que se descubrió fue que los bebés que recibieron menos exposición a la luz ultravioleta tenían más probabilidades de tener eccema.

Esto sugeriría que la exposición a los rayos UV puede desempeñar un papel importante en la prevención del eccema al promover una respuesta inflamatoria saludable, en lugar de excesiva.

Luz solar frente a fototerapia

Los tratamientos con luz ultravioleta (también llamados fototerapia o terapia con luz ultravioleta) se han utilizado como tratamiento complementario para el eccema durante muchos años. Funciona mediante la utilización de un dispositivo que expone la piel a ráfagas controladas de rayos UVB o UVA.

La fototerapia funciona de manera similar a la luz solar natural pero de una manera más controlada. Debido a esto, los dermatólogos pueden maximizar la respuesta seleccionando las bandas específicas de radiación ultravioleta y filtrando aquellas que causan el mayor daño.

La luz solar no se considera tan eficaz como la fototerapia recetada para el tratamiento de la dermatitis atópica de moderada a grave.

El procedimiento se puede realizar en el consultorio de su médico y generalmente se recomienda cuando los tratamientos de primera línea del eccema (incluidos los esteroides tópicos y los inmunomoduladores) no brindan alivio.

Tiempo de exposición y riesgos

El tiempo de exposición "ideal" dependerá en gran medida de la sensibilidad de su piel a la luz solar. En términos generales, la luz solar natural se considera segura para las personas con eccema cuando la exposición se limita a 10 a 30 minutos de luz solar varias veces por semana. Las personas con piel más oscura pueden necesitar más para ver algún alivio de los síntomas del eccema.

La exposición excesiva al sol puede causar más daño que bien y solo sirve para exacerbar, en lugar de aliviar, los síntomas del eccema.

Las consecuencias de la exposición excesiva al sol incluyen:

  • Envejecimiento prematuro de la piel.
  • Tono desigual de la piel
  • Hiperpigmentación (incluido el melasma)
  • Lentigos solares ("manchas del hígado")
  • Xerosis (piel anormalmente seca)
  • Queratosis actínica (una forma de precáncer)
  • Cáncer de piel

Hable con su dermatólogo para determinar cuánto sol puede tomar por día y si hay alguna afección que tenga (o medicamentos que tome) que limiten la cantidad de sol que puede manejar de manera razonable.

Consejos de seguridad solar

Tenga en cuenta que la luz del sol no ayudará a todos. De hecho, para algunos, la exposición al sol puede empeorar el eccema. El calor y el sudor son desencadenantes comunes del eccema, lo que hace que la terapia solar sea una mala elección si su eccema tiende a exacerbarse cuando está sobrecalentado o durante los meses de verano.

Si bien la exposición moderada a la luz solar natural puede beneficiar a otras personas, la exposición segura es clave. Si su médico le da el visto bueno para probar esto, hay algunos consejos que debe seguir si vive con eccema:

  • Comience por limitar su exposición diaria: al comenzar, limítese a cinco minutos de exposición y observe cómo reacciona su piel. Si hay enrojecimiento o picazón después de unos minutos, probablemente querrá reducirlo. Si no hay enrojecimiento, opresión u hormigueo, puede aumentar gradualmente la exposición a lo largo de días o semanas.
  • Evite el sol entre las 11:00 a.m. y las 3:00 p.m .: aquí es cuando el sol es más fuerte y es más probable que cause quemaduras solares. Recuerde, el objetivo de la terapia es aliviar los síntomas del eccema, no broncear su piel.
  • Use protector solar: un protector solar con FPS alto actúa filtrando la radiación ultravioleta. La radiación UVA está asociada con el envejecimiento de la piel, mientras que la UVB está asociada con las quemaduras solares.7 El uso de un protector solar con una clasificación de SPF de 25 a 30 permite una amplia exposición al sol al tiempo que limita el daño a la piel.
  • Evite los salones de bronceado: las camas y cabinas de bronceado utilizan altas dosis de radiación UVA que broncea la piel rápidamente pero aumenta el riesgo de exacerbaciones del eccema (así como cáncer de piel y envejecimiento prematuro).

Una palabra de Verywell

La exposición al sol es solo una de las muchas opciones que se pueden seguir en el tratamiento del eccema. Siempre hable con su médico sobre cualquier terapia complementaria que decida seguir. Si bien puede suponer que "natural" significa "seguro", no siempre es así. Esto es especialmente cierto si su eccema es severo o si está siendo tratado con múltiples medicamentos.

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